dijous, de novembre 23, 2006

El Carcaixent de Cavanilles

El botànic Antoni Josep Cavanilles i Palop, a les seues "Observaciones sobre la historia natural, geografia, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia"; al seu pas per Carcaixent, deixà constància del següent:


"151. Una legua al norte de Manuel está Carcaixént precedido de Sen Juan y Cogullada, pueblos infelices de muy corto vecindario por el cultivo de arroz. Carcaixént es una de las mayores villas de la Ribera, y quizá la mas hermosa: tiene espaciosas calles y un caserío decente, que anuncia la comodidad y riqueza de sus 1300 vecinos; goza de un ayre casi sano por tener los arroces á bastante distancia; las aguas son puras, y los alimentos abundantes. Hállase en el centro de 11000 hanegadas de huerta, plantada de infinitas moreras, y cruzada por muchos canales en que se parte la acequia principal. Los campos presentan una superficie horizontal para facilitar el riego; y la tierra, que es roxa, se proporciona mas y mas para producir por el continuo movimiento del arado ó azadon. Esta porcion privilegiada está cercada de campos areniscos por el mediodia, y mucho mas hácia el oriente y faldas del empinada Toro, las que se terminan en cerros, y últimamente en lomas hácia Carcaixént, dexando como media legua de arenas estériles hasta que principia la huerta. Pudiera este arenal reducirse á pinares para aumentar, la leña, y preparar con el tiempo un suelo fértil. Los campos areniscos hácia el mediodia que hubieran quedado estériles en otras manos, se han aprovechado de pocos años á esta parte con grandes ventajas. Sabian los de Carcaixént que los naranjos prosperan en terrenos areniscos si se benefician con estiércol y riegos: convidábales la naturaleza de los campos; pero carecian enteramente de agua, que ocultaba la tierra en sus entrañas: empezáron á taladrarla con pozos, hiciéron norias, suavizáron con estiércol las áridas arenas, y convirtiéron los eriales en bosques de naranjos chinos y de granados. Aún continúan aquellos industriosos labradores sus conquistas aumentándose la riqueza, la abundancia y la hermosura. Para calcular de algun modo las ganancias bastará decir, que tres jornales de tierra donde habia una noria ántes de introducir los naranjos, granados y frutales, daban al propietario cada año 30 pesos: cercó la posesion con muros, plantóse de dichos árboles, y en 1792 se sacáron 500 pesos de las naranjas, 200 de las granadas, y buena porcion de frutas y hortalizas. El actual Cura de la villa D. Vicente Monzó, dueño y fundador del dicho huerto, ha electrizado con su ejemplo á muchos vecinos, y ya se ve gran multitud de huertos de igual naturaleza. En estos bosques delicioso se crian alguna palmas que adornan aquel recinto, donde la naturaleza y el arte concurren para recrear los sentidos. A las sumas considerables que producen los huertos se deben añadir 460 cahices de trigo, 600 de maiz, 100 de habas, 1200 de arroz, 7000 libras de seda, y algunos años hasta 10000. Las riquezas del pueblo, la variedad y abundancia de frutos excitan la codicia de varios holgazanes que talan los campos, y obligan á sus dueños ó á guardarlos, ó á coger con anticipación los frutos. Debieran ponerse guardas, como se practica en otros lugares, con facultad de perseguir y prender á los delinqüentes, haciéndoles pagar los daños causados en el término. Responden los guardas, y aseguran los frutos á los propietarios, contribuyendo estos con una moderada paga, y cediéndoles las multas, que se exîgen con rigor, y siempre proporcionadas al daño".